¡Hola!
¡Ya
se acaba el veranito! Hasta ha empezado el cole y todo, pero bueno de eso ya os
hablaré la próxima vez, ahora os voy a contar qué hemos hecho y lo bien que lo
hemos pasado en el mes de Agosto.
Pues
lo más importante fueron nuestras vacaciones en Peñíscola en un camping
superchulo que tenía piscina para niños con tobogán (que me encantó), piscina
para mayores con tobogán y trampolín (que les encantó a papá y mamá) y
chiringuito en medio de la piscina donde papá y mamá se tomaron más de una piña
colada, porque les gustaba mucho.
Además,
había cuatro fantásticos animadores que hacían actividades tipo taller por la
mañana: que si pintar con pinceles, que si hacer una mariposa con una pinza de
tender la ropa, un dibujo con ceras…; luego hacían juegos en la piscina para
mayores (mis papis no se apuntaron, qué raro, creo que preferían jugar conmigo)
y por la noche había minidisco donde ponían un montón de canciones superchulas
y mami y yo bailábamos un montón y nos lo pasábamos genial.
El camping tenía también dos castillos hinchables en los que se
podía saltar ¡a cualquier hora! y muchas veces estaban vacíos y los tenía
para mí sola, bueno a veces mami también se animaba a saltar conmigo.
Y
por si todo esto fuera poco, teníamos una fantástica playa nada más cruzar la
calle así que llegábamos enseguida, aunque a mí, este verano me gustaba más la
piscina que la playa, le cogí un poco de manía a las algas, y eso que no había
casi. Y tampoco había medusas, no vimos ni una, qué suerte tuvimos. Os pongo un
video para que veáis como disfrutaba del agua y ¡sin manguitos!
Lo
único malo es que tanto bañarme y tanto estar a remojo me puse un poco malita,
empecé con mocos y luego seguí con tos, después contagié a mamá, se nos fueron
las ganas de comer a las dos, tuvimos un poco de fiebre y como eso era el
viernes y nos íbamos a quedar hasta el domingo, al final nos volvimos el sábado,
menos mal, porque el domingo me dio un poco de dolor de oídos y en casa se está
mejor cuando se está malita.
Al
final tuvimos que estar con antibiótico una semana, la semana de más calor de
todo el verano y no podíamos poner el aire acondicionado que nos iba fatal,
menos mal que pusimos un ventilador y que papá nos cuidó un montón.
Pero
en cuanto estuvimos un poco mejor ya empezamos a salir: fuimos a ver Brave en
3D, fue una pasada y a mamá le gustó mucho, sobre todo porque cuando estaba
acabando (que hay un momento muy bonito entre madre e hija) le agarré la mano y
luego me senté con ella para ver el final. Ay (suspiro), como quiero a mis
papis.
Además,
ya antes de irnos pasamos un día en el Retiro genial, podéis ver un montón de
fotos a la derecha y aquí debajo os pongo un video.
También
hemos aprovechado para ir a ver el Parque del Capricho, y como me dijeron que
era un parque como de princesas, pues me fui vestida de princesa, claro, y qué
buena tarde pasamos con Esther paseando por el parque que es realmente precioso.
Y,
por supuesto, hemos ido a patinar, he sacado mucho mi patinete, también la bici
(en la que cada vez voy más suelta, aunque todavía con ruedines, claro) y por
supuesto, hemos vuelto al cine de verano, que nos gusta un montón, es genial
poderse comer un bocata de bacon mientras se ve la peli, je je.
Y
además, para terminar las vacaciones nos fuimos dos diítas a Cuenca, después de
la foto en la que estoy con papá disfrazado, ya son de Cuenca, os aviso porque
como nos alojamos en un sitio muy bonito, también fui vestida de princesa.
Cuenca nos gustó un montón, el viernes vimos la ciudad, cogimos un trenecito
que nos hizo un recorrido muy chulo, vimos las casas colgadas y pasamos la
tarde en la piscina de nuestro hotel, donde nos hicimos amigos de una familia
alemana porque la mamá hablaba español y así nos entendíamos.
Al
día siguiente nos fuimos a ver la Ciudad Encantada donde lo pasé genial, lo que más
me gustó es encontrar la cuevita donde papi y mami se habían hecho una foto
hace 9 años y hacernos ahora una foto los 3 juntos allí, podéis ver la
comparación. ¿Cuándo creeís que se les ve más felices?
Y
entre todo esto aún nos ha dado tiempo de ver a mis amigas del cole en la
piscina o en el parque, que ya las echaba de menos. Y también me ha dado tiempo
de crecer un montón, y en todos los sentidos: en el físico como notan mis papás
porque se me están quedando cortos un montón de vestidos y me aprietan los
zapatos; y en el intelectual porque por fin digo “Málaga”, (aunque sigo diciendo “murciégalo”)
y voy ampliando mi vocabulario hasta límites insospechados como cuando les dije
a mis papis un poco enfadada porque no conseguía meter una muñeca en mi mochila
“¡Jo, es que no sé como ubicarla!”. Pero también he crecido en el emocional, además
de saber expresar con palabras como me siento, (lo que agradecen mucho mis
padres), también porque digo cosas que les derriten, como cuando le dije a mamá
el otro día “Te quiero mucho y te tengo en mi corazón”.
¡Y a
vosotros también! Un besote.