Después del parto nos llevaron a la habitación, que era muy bonita y acogedora. Mientras mami se reponía, papi me acompañó al pediatra. Después enviamos la noticia de mi nacimiento a la familia y amigos, y luego papi me dejó comiendo de mami y volvió con flores y bombones.
Por la tarde, el teléfono no paraba de sonar y ya tuvimos visitas. Las primeras en venir fueron Silvia, Elvira, Anita y María. Y así, durante todo el fin de semana estuvieron viniendo amigos y titos: las Jackies Patri, Moni, y Ali, Javier, Chisco,... Los que podéis ver en las fotos de Primeras Visitas (descargables fácilmente). Nos llenaron la habitación de regalos, flores y dulces. ¡Muchas gracias! Todos estaban muy ilusionados y fueron muy cariñosos con nosotros. ¡Qué genial es sentirse querido! Por cierto que empezaron a buscarme parecidos y todos estaban de acuerdo en que me parezco más a papá, cosa que le encanta, aunque también tengo los hoyuelitos de mamá. Os pongo una foto con papi para que lo comprobéis por vosotros mismos.
El Domingo ya nos dieron el alta y después de comer nos fuimos del hospital, mamá se fue llorando, no porque le pasara nada, simplemente de emoción. Eso es algo que, para mi sorpresa, volvió a repetir varias veces más, por ejemplo cuando el martes por la mañana, tras más de un día entero sin hacer caca, me fueron a cambiar el pañal y ¡estaba sucio!, o también cuando papá compró un jamón y se lo dio a probar a mamá, vaya lagrimones que le caían, y es que llevaba desde el día de la boda sin probar semejante manjar.
Llegamos a nuestra casita sobre las cinco de la tarde, qué casa tan chula: con muchos colores en las paredes, un columpio en el pasillo y una habitación decorada con animales y toda para mí (aunque de momento duermo en una cuna sidecar acoplada a la cama de mis papás) y estuvimos adaptándonos a nuestra nueva situación.
El Martes llegaron los yayos de Zaragoza y pasaron la semana con nosotros: la yaya es muy cariñosa y se pasó todo el tiempo conmigo en brazos y el yayo, también es cariñoso pero duerme más que yo todavía. Además me colmaron de regalos: ropita hecha a mano por la tita Esperanza, un peluche y una toallita de jirafa del tito Luís, sabanitas de Mari y Maricarmen, campanillas para mi carrito, y, por supuesto los arrullos y baberos que me ha hecho la yaya. Muchas gracias a todos, me han gustado mucho.
El Viernes vinieron a pasar dos días la Tita Ruth y la primita Laura, ¡cómo nos lo pasamos de bien los 7 en casa!. La tita Ruth me achuchó muchisimo también y la prima Laura quería jugar conmigo pero todavía soy un poco pequeña, claro.
La verdad es que me encuentro muy bien, se me pasan las horas comiendo y durmiendo. Si me altero, como mami está muy cansada porque no la dejo dormir por la noche con la marcha que tengo en el cuerpecito, me abraza papi y eso me tranquiliza mucho, me gusta como huele su sobaco. Y si tengo hambre enseguida vine mami a alimentarme, ¡tengo los mejores papás del mundo!.
Por la tarde, el teléfono no paraba de sonar y ya tuvimos visitas. Las primeras en venir fueron Silvia, Elvira, Anita y María. Y así, durante todo el fin de semana estuvieron viniendo amigos y titos: las Jackies Patri, Moni, y Ali, Javier, Chisco,... Los que podéis ver en las fotos de Primeras Visitas (descargables fácilmente). Nos llenaron la habitación de regalos, flores y dulces. ¡Muchas gracias! Todos estaban muy ilusionados y fueron muy cariñosos con nosotros. ¡Qué genial es sentirse querido! Por cierto que empezaron a buscarme parecidos y todos estaban de acuerdo en que me parezco más a papá, cosa que le encanta, aunque también tengo los hoyuelitos de mamá. Os pongo una foto con papi para que lo comprobéis por vosotros mismos.
El Domingo ya nos dieron el alta y después de comer nos fuimos del hospital, mamá se fue llorando, no porque le pasara nada, simplemente de emoción. Eso es algo que, para mi sorpresa, volvió a repetir varias veces más, por ejemplo cuando el martes por la mañana, tras más de un día entero sin hacer caca, me fueron a cambiar el pañal y ¡estaba sucio!, o también cuando papá compró un jamón y se lo dio a probar a mamá, vaya lagrimones que le caían, y es que llevaba desde el día de la boda sin probar semejante manjar.
Llegamos a nuestra casita sobre las cinco de la tarde, qué casa tan chula: con muchos colores en las paredes, un columpio en el pasillo y una habitación decorada con animales y toda para mí (aunque de momento duermo en una cuna sidecar acoplada a la cama de mis papás) y estuvimos adaptándonos a nuestra nueva situación.
El Martes llegaron los yayos de Zaragoza y pasaron la semana con nosotros: la yaya es muy cariñosa y se pasó todo el tiempo conmigo en brazos y el yayo, también es cariñoso pero duerme más que yo todavía. Además me colmaron de regalos: ropita hecha a mano por la tita Esperanza, un peluche y una toallita de jirafa del tito Luís, sabanitas de Mari y Maricarmen, campanillas para mi carrito, y, por supuesto los arrullos y baberos que me ha hecho la yaya. Muchas gracias a todos, me han gustado mucho.
El Viernes vinieron a pasar dos días la Tita Ruth y la primita Laura, ¡cómo nos lo pasamos de bien los 7 en casa!. La tita Ruth me achuchó muchisimo también y la prima Laura quería jugar conmigo pero todavía soy un poco pequeña, claro.
La verdad es que me encuentro muy bien, se me pasan las horas comiendo y durmiendo. Si me altero, como mami está muy cansada porque no la dejo dormir por la noche con la marcha que tengo en el cuerpecito, me abraza papi y eso me tranquiliza mucho, me gusta como huele su sobaco. Y si tengo hambre enseguida vine mami a alimentarme, ¡tengo los mejores papás del mundo!.
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